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Foto del escritorAlejandro Ramírez

¿Cómo construir una hoja de vida?

Actualizado: 22 sept 2021

A la hora de buscar empleo, uno de los aspectos más importantes es la construcción de una hoja de vida que nos logre ubicar en los procesos de selección que queremos. Lo más importante a la hora de elaborar este documento debe ser no perder de vista su objetivo: que nos llamen, eso es todo.


Una hoja de vida no consigue el trabajo por ti, y en la misma vía, no debemos asumir que, por más brillante en diseño que sea esta, si no le hemos incluido los aspectos clave, no nos servirá de nada. Hay estudios que demuestran que un reclutador toma sólo 7,4 segundos revisando un currículo (esto contando con el hecho de que sea una persona quien revise el documento y no un Applicant Tracking System), y según los mismos estudios, un mejor diseño estético no es la clave para impresionar a un reclutador.


Una vez claro el objetivo, vamos a la regla más importante de una hoja de vida: cada milímetro vale oro.


En ese sentido, estos son los aspectos clave para construir una hoja de vida estratégica:


El orden correcto.

Hay que tener en cuenta que la palabra es hoja de vida y no hojas de vida, por ende, este documento no debe sobrepasar una hoja de tamaño carta, y, como cada milímetro cuenta, hay muchas cosas que deben prescindir, recuerden que el objetivo de la hoja de vida es que nos llamen, nada más.


Una hoja de vida, según el orden de lectura en los ojos de un reclutador, debe tener:

  • Un titular, que no sea Hoja de Vida u Hoja de Vida de Alejandro Ramírez García. Preferiblemente debe ser uno que, en dos o tres palabras, le de ánimos al reclutador para continuar revisando el documento, es decir, debe ser un titular que tenga que ver con el nombre de la vacante a la que estás aplicando. En mi caso personal, uso la palabra Economista (mi profesión), y la complemento dependiendo del trabajo al que aplico. Algunos ejemplos: Economista y Analista de datos, Economista e Investigador de mercados o Economista y Project manager.


  • Unos datos personales que le permitan al reclutador contactarse contigo: correo electrónico, perfil de LinkedIn, número de contacto, y un link a tu portafolio, en caso de contar con uno (los portafolios como documento adjunto son inútiles actualmente). Eviten datos personales que no les aporten y que puedan generar un sesgo de entrada al reclutador: dirección, ciudad, estado civil, documento de identidad, fecha de nacimiento o sus redes sociales personales (a menos que les den un uso profesional a estas, si las usan para compartir memes, mejor no).


  • Un perfil que cuente, en no más de ocho renglones, un resumen de la trayectoria profesional (incluyendo claramente la parte educativa). Un esquema que me ha funcionado es dividirlo en dos partes, en la primera, me refiero a mi experiencia con mis habilidades más técnicas (campañas de redes sociales, procesos de reclutamiento y selección, bases de datos, programación de páginas web, etcétera) y en la segunda, menciono mis habilidades blandas (hablar en público, liderar equipos, organizar eventos o manejo de proyectos), usando conectores entre sí. Eviten palabras obvias que ya mencionaron en el titular, como su profesión.


  • Un listado de habilidades que complementen el perfil que escribieron antes, comenzando por lo técnico y terminando con las habilidades blandas. Eludan a toda costa las palabras cliché, muy usadas en un montón de hojas de vida: proactividad, trabajo en equipo o resiliencia, ¿por qué? ¡Porque todos las usan! Y el objetivo es destacarse en un proceso de selección, no ser como los demás.

  • Software. Me cuesta pensar en una profesión que no requiera software hoy en día, desde lo más básico como el manejo del paquete de Office o Google (Word, Excel, Power Point) hasta programas complejos de diseño, publicidad, programación, herramientas de creación de paginas web que no requieran código, programas de facturación, bases de datos, y más, todo puede caber en este listado, siempre y cuando guarde relación con el trabajo al que aplican. No coloquen si son principiantes, avanzados o expertos en esta, es muy relativo y puede ser definido por el reclutador en una prueba técnica.


  • Idiomas, si manejan. Con este punto quiero ser muy enfático, saber inglés hoy es una necesidad, no un lujo. Según esta infografía de Visual Capitalist, el inglés, si bien no es el idioma más hablado en el mundo (de hecho, hay más países que hablan en español que países que hablen inglés), sí es el idioma más popular para aprender, con un total de 1.500 millones de estudiantes en el mundo. Hay muchas herramientas para aprenderlo, la mayoría gratuitas, y no hay un límite de edad para comenzar. Puede que existan lugares de trabajo que no lo requieran, pero con el tiempo se irán volviendo más comunes, y volver el idioma un aspecto por el cuál pueden ser descartados de un proceso de selección. Es mejor tener un inglés básico a no tenerlo.


  • Experiencia profesional, la carne de la hoja de vida, es en este punto donde más deben impresionar al reclutador, porque tienen la oportunidad de probar que todo lo que adjuntaron en su perfil y sus habilidades, que fue lo que llamó la atención del reclutador y lo hizo llegar a este punto, es fruto de sus éxitos y fracasos a lo largo de su trayectoria. En general, la experiencia profesional debe ir clasificada de la más reciente a la más antigua, especificando el nombre de su cargo de la forma mas explícita posible (un reclutador no está obligado a entender anglicismos de sus trabajos), el mes y año de inicio y fin de la experiencia, el nombre del sitio de trabajo (un link a la página web del sitio de trabajo podría ser útil) y construir una especie de perfil especializado, enfocado en su experiencia, donde describan sus funciones y enumeren sus tres mayores logros. El espacio lo determinan ustedes, teniendo en cuenta el objetivo, la regla de oro y el orden del documento.


¿Y si no tengo experiencia profesional? Frente a esto, lo primero, no se den palo, y lo segundo, piensen si en su vida han tenido alguna experiencia, no necesariamente remunerada, y encuentren la mejor manera para encajarla en su hoja de vida. Se me ocurren muchas: pasantías, voluntariados, semilleros de investigación, actividades extracurriculares en la universidad o el colegio, algún trabajo de verano o de fin de semana, ayudarle a tus padres o algún familiar en su trabajo, organización de eventos, en fin, un sinnúmero de actividades que pueden ser incluidas aquí, siempre y cuando les aporte en algo al perfil y las habilidades que han construido previamente y que se acoplan al trabajo que quieren.


No se preocupen si dicha experiencia no la consideran como profesional, si lo piensan bien, esa actividad en algo les debió aportar a quienes son hoy como persona, y por esta razón vale la pena incluirla. La distinción entre experiencia profesional y laboral sólo es necesario incluirla para casos muy específicos, como en los cargos públicos, de resto, esa distinción no es relevante. En esto hay casos muy osados, alguna vez estuve en una entrevista grupal para una pasantía en un banco, y al preguntar la reclutadora a una persona por sus experiencias previas, esta persona respondió: “No tengo ninguna, pero soy quien organiza todos los paseos de mi grupo de amigos, y todos me han salido muy bien”. Nunca supe qué pasó con ese proceso de selección, pero espero de todo corazón que esta persona haya sido la seleccionada, pues fue quien más nos impresionó a todos con sus respuestas.


Aquí una anécdota feliz para ilustrar mi punto: una vez, alguien me consultó para solicitar mi opinión de si incluir o no su experiencia generando contenido en TikTok, revisé su perfil y sus videos me impresionaron por lo profesional de su contenido, así como el reflejo fiel de su marca personal en este (¿se acuerdan de Excel vs. TikTok?). A dicha persona la insté a incluir esta experiencia de creación de contenido en su hoja de vida (además porque su contenido es educativo y altamente relacionado a su carrera universitaria) y le di unos tips de cómo venderlo en una futura entrevista. Actualmente, esta persona trabaja en una de las 100 empresas más grandes del mundo.

  • Y, por último, pero tan relevante como la experiencia, está la educación. Misma regla que con la experiencia profesional, vamos de la experiencia más reciente a la menos reciente, preferiblemente arrancando por la técnica o universitaria (las personas que colocan su educación de colegio pierden valioso espacio), con su respectivo título obtenido (sencillo, como en la experiencia, no lo compliquen), la institución que lo otorga, el año y mes que les fue otorgado, y una ligera presentación que refuerce el documento, donde puedan incluir algún logro (beca, excelencia académica, promedio, trabajo que les haya gustado hacer, materia que les haya gustado cursar, etcétera). Sólo agreguen lo necesario, y no desgasten el espacio en ese diplomado o especialización sólo por verse más preparados, eso no les da más puntos frente a los demás candidatos, porque si ese posgrado o ese diplomado no está atado a la experiencia profesional, seguramente los van a descartar (a menos que aspiren a un cargo de entrada como una pasantía o un cargo junior). En mi caso, tengo una especialización (casi) terminada de Economía urbana y regional que jamás menciono porque no me gusta para nada. En contraste, tengo varios cursos virtuales que me encantó hacer y agrego por ser relevantes en mis diversas experiencias.


Para cerrar el aspecto del orden, no pretendo adjuntar un formato que sea fácilmente copiable para los demás, no lo hago porque hacer una hoja de vida no debería ser algo escrito en piedra, es un documento muy dinámico y que refleja nuestra marca personal. Dicho esto, en Canva hay muchos formatos muy buenos que pueden utilizar de manera gratuita. Úsenlos sin perder de vista el objetivo, la regla de oro y los aspectos clave.


Ejemplo de un formato al azar de Canva
Es un formato de cómo construir una hoja de vida o currículum vitae

La hoja de vida flexible y las palabras clave.


En mi experiencia, considero que el orden en la construcción del documento es el error #1 de todas las hojas de vida. La hoja de vida flexible y las palabras clave no es algo adicional que debamos añadir, es más bien un aspecto central que se debe llevar en todo momento de construcción del currículo. Cuando me encontraba buscando empleo a comienzos del 2020, consideraba tener el orden correcto de mi documento, pero enviaba muchas hojas de vida y ninguna se transformaba en un proceso de selección. En ese momento se me atravesó un libro de empleabilidad, y gracias a eso, mi situación cambió por completo. El error que estaba cometiendo era tan obvio que no fui capaz de verlo a simple vista, me encontraba aplicando a vacantes relacionadas con análisis de datos, pero usando como insumo una hoja de vida que tenía poco de analista, una vez corregido este aspecto, pasé a tener entrevistas constantemente, y la búsqueda se hizo más fácil.


Piensen por un momento en cómo funciona un reclutador cuando tiene una posición que cubrir. La vacante se abre y a esta persona le van a llegar entre 70 y 100 hojas de vida, ¿creen que un reclutador tiene tiempo y disposición para indagar a toda esa cantidad de gente? La respuesta es obvia, al reclutador le interesa obtener a los 5 o 10 mejores para pasarlos a una siguiente fase y, entre esa lista corta, escoger al que se crea que se ajusta mejor a la vacante. Esta es la razón del por qué le dedican tan poco tiempo a revisar los currículos, no es porque el reclutador los odie, tampoco es que ustedes sean muy malos, sencillamente esa es la realidad, los reclutadores son personas con mucho trabajo.


La estrategia para aplicar a una vacante no debe ser enviar la misma hoja de vida a mil vacantes. Todo lo contrario, postularse a una posición es un trabajo en sí mismo, requiere investigación previa, preparación de la estrategia, y luego sí aplicamos a la vacante. Por esta razón, la hoja de vida debe ser un documento flexible, que siempre tengas a la mano para poder ajustar de acuerdo a la vacante que buscas aplicar.


Con esto, el ejercicio de las palabras clave se vuelve muy útil para enderezar la búsqueda de empleo. Cada vez que encuentres por cualquier medio una oferta laboral que te interese, tómate el tiempo de leerla por completo e identifica las cuatro palabras que más se repiten a lo largo de la descripción de la vacante, una vez las tengas, anótalas en un papel, toma tu hoja de vida, e instala estas palabras clave, de una manera armoniosa y teniendo en cuenta el orden del que hablamos arriba, dentro de los componentes de tu hoja de vida, tanto las palabras mismas como sus sinónimos. De esta manera, el reclutador encontrará sentido al revisar en esos preciados siete segundos tu hoja de vida, y lograrás así mantenerte dentro de los clasificados a seguir en el proceso.


Ejemplo del ejercicio de palabras clave en una vacante al azar.
Un ejemplo de una vacante de empleo mediante el ejercicio de palabras clave


Espero que estos consejos les sean útiles en sus procesos de selección, y si bien la hoja de vida no nos consigue el empleo, es la llave para entrar a competir por uno. Lo bonito no tener empleo está en que es una época donde tienes mucho tiempo para dedicarlo a ti, para revaluar lo que te gusta hacer y lo que no, para hacer redes de contacto, y lo mejor de todo, el resultado de este proceso depende enteramente de ti, de quien eres y de tus habilidades. ¡Disfruta el proceso!


Bonus: ¿qué hacer con los Applicant Tracking System?

Un ATS es un software que reduce tiempos de reclutamiento y contratación. Existen de muchos tipos, pero básicamente funcionan para recibir hojas de vida, clasificarlas de acuerdo a la vacante que se está reclutando y centralizar todo el proceso desde ahí. La más común en Colombia podría ser elempleo.com y computrabajo.com, que son especializadas en reclutamiento, pero plataformas como Lever, Taleo, Breezy, Workday, entre otras, se especializan en todo el proceso: reclutar, clasificar, entrevistas, pruebas técnicas e incluso procesos de contratación. Aplicando por medio de estas, se pueden encontrar con dos escenarios:

  • Que el software les permita adjuntar su hoja de vida como documento. En ese caso, el aspecto de las palabras clave, explorado arriba, se ajusta bien, por lo que deben leer e identificar qué busca la vacante, y ajustar el documento para hacerlo lo más parecido posible a la descripción. Las ATS no descartan por años de experiencia, lo hacen por probabilidad de ajuste del perfil a la vacante.

¿Qué plataformas funcionan así? Lever, Taleo, Workday, entre otras. El diseño es lo que menos importa, importa meramente el contenido, entre más palabras clave tengan en sus hojas de vida, mayor probabilidad tendrán de estar clasificados.

  • Que el software tenga su propio formato donde debas escribir tu hoja de vida. La plataforma les pedirá su perfil, su experiencia, links, documentos adjuntos e incluso pruebas psicotécnicas. En ese caso, actúen igual que en el escenario anterior: identificar palabras clave, ajustar la hoja de vida y listo.

¿Qué plataformas funcionan así? Elempleo.com, Computrabajo.com, Magneto, entre otras. El éxito de aplicar por estas plataformas está en actualizar constantemente el espacio que brindan para escribir la hoja de vida (no dejen ningún espacio vacío), y aplicar a vacantes que se ajusten mejor a través de sus palabras clave.

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